14.1.04
Nos aterroriza no tener qué decir. Silencios... nos espanta que existan.
Creo que el silencio nos muestra. Sólo hay que interpretarlos: podemos saber cuando una persona nos oculta algo, cuando teme, o ya sea porque no tiene qué decir.
"Cuando hables procura que tus palabras sean mejor que el silencio". Muchas veces esto me hizo desear jamás volver a hablar.
Pero no tiene caso escribir generalidades, pasemos a lo interesante: lo particular.
Es bochornoso cómo las personas tratamos de evitar esos silencios hablando de cualquier cosa, ya sea para hacer un momento más llevadero o para no quedar mal frente a una falsa obligación de generar sonidos a lo máquina.
Caso típico por excelencia en un taxi: el clima.
Parece ser que no encontramos cosa mejor que hablar de él. Como si realmente fuera de interés propio o para el pobre chofer.
"Cómo se mojoró el día!! Parecía que iba a largarse una..!!", "Ta fresquito, eh?" o "Qué insoportable está! cuánta humedad!!".
Pero tal vez no es lo peor de todo este asunto. Existe el compromiso [claro, uno que habla obligadamente espera que también le respondan] del que venía tranquilo a contestar el innecesario comentario recientemente realizado.
Como el otro se animó antes a hablar, uno debería contestar y seguir así la charla. Que puede durar un periquete o hasta puede prolongarse como el final de Inteligencia Artificial [si no la viste, te envidio]. Y es acá donde empieza el arte: hablar por hablar con estilo.
¿Cómo lograr que una charla climática dure un viaje en taxi del Microcentro a San Telmo? Realmente no lo sé, habrá que cubrir todos los posibles estados del tiempo, temperaturas medias [del día y del fin de semana pasado], humedad e incluso la puesta del Sol.
En vacaciones, estos "ladrones del silencio", tienen más variantes: cómo estuvo el clima en sus días por la costa. En caso de no haber ido, tendrán como recurso los de sus familiares. Pero tranquilos, siempre encuentran algo.
Y es así, no importa que sea un completo extraño quien los escuche. Nada pesa más que la incomodidad del silencio.
Creo que el silencio nos muestra. Sólo hay que interpretarlos: podemos saber cuando una persona nos oculta algo, cuando teme, o ya sea porque no tiene qué decir.
"Cuando hables procura que tus palabras sean mejor que el silencio". Muchas veces esto me hizo desear jamás volver a hablar.
Pero no tiene caso escribir generalidades, pasemos a lo interesante: lo particular.
Es bochornoso cómo las personas tratamos de evitar esos silencios hablando de cualquier cosa, ya sea para hacer un momento más llevadero o para no quedar mal frente a una falsa obligación de generar sonidos a lo máquina.
Caso típico por excelencia en un taxi: el clima.
Parece ser que no encontramos cosa mejor que hablar de él. Como si realmente fuera de interés propio o para el pobre chofer.
"Cómo se mojoró el día!! Parecía que iba a largarse una..!!", "Ta fresquito, eh?" o "Qué insoportable está! cuánta humedad!!".
Pero tal vez no es lo peor de todo este asunto. Existe el compromiso [claro, uno que habla obligadamente espera que también le respondan] del que venía tranquilo a contestar el innecesario comentario recientemente realizado.
Como el otro se animó antes a hablar, uno debería contestar y seguir así la charla. Que puede durar un periquete o hasta puede prolongarse como el final de Inteligencia Artificial [si no la viste, te envidio]. Y es acá donde empieza el arte: hablar por hablar con estilo.
¿Cómo lograr que una charla climática dure un viaje en taxi del Microcentro a San Telmo? Realmente no lo sé, habrá que cubrir todos los posibles estados del tiempo, temperaturas medias [del día y del fin de semana pasado], humedad e incluso la puesta del Sol.
En vacaciones, estos "ladrones del silencio", tienen más variantes: cómo estuvo el clima en sus días por la costa. En caso de no haber ido, tendrán como recurso los de sus familiares. Pero tranquilos, siempre encuentran algo.
Y es así, no importa que sea un completo extraño quien los escuche. Nada pesa más que la incomodidad del silencio.




